
En la última década, el concepto de vivienda ha experimentado una transformación silenciosa pero profunda. Lo que antes se concebía como un espacio delimitado por funciones específicas —dormir, comer, descansar— ha evolucionado hacia un entorno multifuncional donde confluyen el trabajo, el ocio, la introspección y la vida familiar. Esta reconfiguración responde a las exigencias de una cotidianidad que difumina las fronteras entre lo doméstico y lo profesional.
Especialistas en sociología urbana advierten que esta mutación representa una redefinición del habitar. Un estudio publicado en 2024 por el Journal of Environmental Psychology, titulado Flexibility of the Home and Residents’ Psychological Wellbeing, sostiene que los hogares que permiten alternancia funcional entre actividades laborales, recreativas y culturales tienden a favorecer el bienestar emocional de sus ocupantes. Según la investigación, la adaptabilidad espacial incrementa la percepción de control, reduce el estrés y mejora la calidad de vida.
Aunque la pandemia de COVID-19 aceleró esta tendencia, el fenómeno ha trascendido la coyuntura sanitaria. En la actualidad, los hogares híbridos se consolidan como respuesta cultural a la búsqueda de equilibrio. Se diseñan con criterios de eficiencia, apertura y estética, incorporando elementos tecnológicos que cumplen múltiples propósitos sin dominar visualmente el entorno.
Uno de los dispositivos que ha adquirido nuevas funciones en este contexto es el televisor. Más allá de su rol tradicional como fuente de entretenimiento, en muchos hogares se ha convertido en soporte creativo, ventana informativa y componente del diseño interior. Algunas innovaciones recientes han contribuido a esta evolución, integrando funciones decorativas y culturales en un solo aparato.
Tal es el caso del modelo The Frame, desarrollado por Samsung, que incorpora una pantalla QLED 4K con acabado mate y marcos intercambiables. Esta configuración permite que el dispositivo se mimetice con el entorno cuando no está en uso, adoptando la apariencia de una obra artística. Mediante el llamado “Modo Arte”, el televisor puede exhibir reproducciones de piezas museísticas y trabajos de artistas contemporáneos, mientras que su sistema de inteligencia artificial ajusta imagen y sonido según las condiciones del espacio.
Además, el equipo se vincula con la plataforma SmartThings, que permite gestionar electrodomésticos, iluminación, cámaras y sistemas de climatización desde una interfaz centralizada. Esta funcionalidad responde a la demanda de control doméstico eficiente sin comprometer la armonía del entorno.
En conjunto, estas características reflejan una tendencia más amplia: la incorporación de tecnología en el hogar no como elemento disruptivo, sino como parte integral de un ecosistema que privilegia la versatilidad, el bienestar y la estética. La vivienda contemporánea, en este sentido, se configura como un espacio en constante adaptación, donde se entrelazan las dimensiones productiva, personal y cultural de la vida cotidiana.
